lunes, 19 de octubre de 2009

PUES NO QUE "NO A LA PRIVATIZACIÓN?"

La liquidación de Luz y Fuerza del Centro cayó como un milagro sobre Martín Esparza Flores, no sólo porque revitalizó su cuestionado liderazgo en el Sindicato Mexicano de Electricistas, sino porque ya podrá reactivar la venta de proyectos alternativos de energía que atentan contra la empresa que supuestamente “defiende”, pero sin que pueda imputársele “traición” a los trabajadores.

Desde hace al menos dos años, Esparza venía impulsando una innovadora forma de producir electricidad, desarrollada por la trasnacional Startech Environmental Corporation, una compañía de la industria medioambiental con asiento en Connecticut, Estados Unidos, que se dedica a la fabricación y venta de equipos procesadores de basura (“convertidores de plasma”, se les llama).

Su propuesta (con video para el marketing y toda la cosa) la ha presentado a las autoridades del Distrito Federal, Estado de México, Puebla, Hidalgo y Morelos, así como a presidentes municipales de ayuntamientos populosos, arguyendo que se trata de un “apoyo del SME” al “movimiento de los gobiernos responsables” para “trabajar por una comunidad limpia que llene (sic) de energía y confianza a sus ciudadanos”.

La idea, sin embargo, nunca la sometió a la consideración de una asamblea general del sindicato, en cuyo seno había disgusto porque el proyecto viola los estatutos y el contrato colectivo de trabajo, pues hay un uso y abuso del membrete sindical para vender plantas de generación que, de construirse, mermarían la clientela y precipitarían la quiebra de Luz y Fuerza del Centro, con obvias y funestas consecuencias para la base laboral.

En el proyecto vino trabajando también… el ex director de Luz y Fuerza, Jorge Gutiérrez Vera (socio de la empresa Sistemas de Energía Internacional), quien inclusive, en una visita a una planta generadora de energía en Nuevo León, se hizo acompañar de tres hidalguenses muy allegados al líder del SME: su hermano Roberto Esparza Flores, alcalde de Tlahuelilpan; su primo Marco Aurelio Estrada Flores, alcalde de Tetepango, y su compadre Clemente Cornejo, alcalde de Tezontepec.

(En Juandhó Tetepango, también Hidalgo, pueblo natal de Martín Esparza, el dirigente tiene su rancho —caballerizas, criadero de gallos y salón de usos múltiples— y una división sindical del SME que lidera Pablo, otro de sus hermanos. En esa localidad resaltó el cochinero del proceso interno para elegir dirigente nacional pues, a pesar de que en el padrón figuraban sólo 357 trabajadores activos y jubilados, en las urnas aparecieron ¡mil 92 sufragios!)

En vísperas de la extinción de la compañía, en el SME cundía una doble grilla: la de que “hasta los muertos votaron” para que Martín Esparza tripleteara en la secretaría general, y la de su extraña disposición a minar los ingresos y el futuro de la planta laboral de una empresa del Estado.

De no ser la añoranza por el antidemocrático y vetusto corporativismo, la “izquierda unida” en torno del SME no tiene la menor idea de lo que defiende.

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